Juan Pichardo partió a la Casa del Padre

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Queridos hermanos de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo:

¡Paz en El Señor!

El Consejo General de Servidores de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo, con el corazón conmovido, les comunica la partida a la Casa del Padre de nuestro querido hermano Juan Pichardo, miembro de la Casa de la Anunciación de Orlando.

El hermano Juan fue llamado a la Presencia del Señor, mientras se encontraba sirviendo a su Casa Local, como siempre era su costumbre, la cual realizaba con mucha entrega, amor y humildad, incluso desde las diferentes responsabilidades que le tocó asumir como Director Local de la Casa de la Anunciación de Orlando y como Director Provincial de Estados Unidos.

Los que tuvimos el privilegio de conocer a Juan, sabemos de las grandes cualidades humanas y espirituales que le adornaban y de su gran amor a la Comunidad y a los hermanos, para muchos de los cuales, fue como un buen padre.

Por todo ello, sabemos que hoy goza de la dicha de estar junto a Su Señor, alabándolo, unido al Padre Emiliano, a Evaristo Guzmán y a tantos otros hermanos de la CSCV que se nos han adelantado a la Vida Eterna.

Queremos hacer llegar nuestro cariño, solidaridad y cercanía a su esposa, nuestra hermana Anna Pichardo, a sus hijos, nietos y demás familiares, en este triste momento para todos. Por igual al Consejo Local, dirigido por la querida hermana Martha Arias y a todos los miembros, candidatos y aspirantes de la Casa de la Anunciación de Orlando. Que el Buen Dios les abrace y consuele con Su Paz y Su Amor.

Con mucho amor fraterno les abrazamos en los Sagrados Corazones de Jesús y María, su hermano y servidor,
Freddy Contín
Director General

Muy queridos Anna, familia Pichardo y hermanos SCV:

Paz en el Señor!

Es con corazón contristado pero a la vez dando muchas gracias a Dios, que les escribo para enviarles nuestras condolencias y nuestro cariño fraterno en medio de la partida de nuestro amado Juan a la Casa del Padre.

Y digo con «corazón contristado», no sólo porque a todos nos ha sorprendido una partida tan inesperada, sino porque caemos en la cuenta que ya no tendremos su presencia física entre nosotros, su sonrisa que nos ha iluminado por tantos años, sus sabios consejos, su martillo sonando en la Casa de Oración y como suelo decir, por el  «diálogo interrumpido» con nuestro hermano.

Pero a la vez, no puedo dejar de dar gracias a Dios por todos estos años que nos lo regaló estando entre nosotros como un siervo verdadero al servicio de lo que se necesitara, ya fuera revisando los AC, arreglando algo dañado, cargando y limpiando planchas para reparar la Casa como había hecho ayer justo antes de morir,  o siendo el Director Local en un período, o el Director Provincial, como lo fue en otro. Todo esto será parte del dulce recuerdo de su paso entre nosotros y de la Historia de la «Casa de la Anunciación» en Orlando.

Nos llena de consuelo el saber que así como vivió y sirvió a Su Señor hasta el último momento de su vida , así mismo Él lo habrá resucitado para la vida eterna, tal como lo prometió en Su Palabra. Regocijémonos por el hecho de que nuestro hermano ya goza del «Día sin Ocaso» y dejemos que el Amor de Dios consuele lo más profundo de nuestro corazón por su partida.

Que el ejemplo de Juan sea una renovada inspiración para todos nosotros.

«La vida es corta» un día le dijo el Señor al Padre Emiliano en un retiro de Semana Santa como el que acabamos de tener. El día que perdemos en tonterías, discusiones, banalidades, búsqueda de poder y honores… es un día perdido y que no vuelve más. Aprovechemos la vida que se nos da hoy viviendo santamente con Él, en Él y para Él, para darle honor y gloria aquí en el tiempo y luego, cuando seamos llamados a Su Presencia, podamos seguir haciéndolo para toda la eternidad.

Un abrazo lleno de cariño fraterno para todos  y muy especialmente para Anna, los hijos y nietos. Unidos en los Sagrados Corazones, su hermana,
María Armenteros Malla, SCV.

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